
Las bien merecidas
vacaciones pasadas, merecidas porque fue un semestre de mucho ajetreo y trabajo
universitario, no fueron tan chéveres como yo me lo esperaba. Con mis amigos, días
antes de salir, habíamos programado muchas actividades para todo el tiempo
libre que tendríamos, porque a pesar de necesitar descanso, a veces es aburrido
cuando no tienes planes de viaje ni nada parecido, y como con mi familia ya
habíamos ido al eje cafetero en las semanas de vacaciones de profesores,
entonces ya no habría viaje y tendríamos que recurrir a otras actividades para
divertirnos y pasar el tiempo libre. Dentro mis planes estaban ir a cine con
mis amigos, a caminadas ecológicas, hacer deporte, ver muchas películas, leer
muchos libros, ir al parque a comer helado, conversar, reírnos, y hasta
embriagarnos. Pero todos mis planes se empezaron a ver opacados cuando mi salud
se empezó a ver afectada por una infección. Al principio no le presté mucha
atención, pensaba que sería una “bobada”, que no iba a pasar a mayores. Pero empecé
a preocuparme cuando en vez de mejorar empeoraba, entonces alarmé a mi papá, y
fue ahí, cuando él me dijo que tenía que consultarle a un médico, cuando todos
mis planes se fueron abajo, porque luego de la consulta, estuve más o menos dos
semanas recuperándome, tomando antibióticos y pastas para el dolor, sin poder
dormir muy bien y con un poco de fiebre. Fueron dos largas semanas para nada
divertidas. En el tiempo restante, bueno, fue muy poco lo que pude hacer, más
bien fue un acto de procastinación y me dediqué a dormir y comer, si vi
películas, leí y salí con mis amigos, pero no como lo habíamos planeado. Al final
terminamos por pensar que la embriagada está maldita porque siempre que la
programamos algo pasa. Algo que hice y que enriqueció mis relaciones
intrafamiliares fue compartir mucho con ellos, sobre todo con mi hermana Laura,
además de que le ayudé un poco con sus tareas. A pesar de todo, fue reconfortante
el tiempo de descanso, justo y necesario para el regreso a clases.