A propósito del fin del curso y los temas vistos en éste.
domingo, 16 de marzo de 2014
sábado, 1 de marzo de 2014
Declaraciones de Uribe.
Audio: Programa "El tren de la tarde" de RCN radio.
viernes, 28 de febrero de 2014
Humanismo digital.
HUMANISMO
DIGITAL.
A decir verdad, mi
sorpresiva entrada de hoy (sorpresiva porque casi no publico) es a razón de mi
inasistencia a la última clase. Aunque suene a excusa barata, pero cierta,
inexplicablemente no escuché mi alarma y justo cuando mis ojos vieron el oscuro
amanecer al sur de la ciudad, ya era hora de estar entrando al salón de clases.
Quizás no es algo que les interese mucho, pero a raíz de lo que pasó y mi pena
por haber faltado a la clase, quise hacer un pequeño aporte respecto al texto
que se debatiría en ésta.
Bastante hemos dicho sobre
el humanismo digital, sobre las nuevas formas de comportarse frente a la
inclusión de la tecnología en nuestro día a día
y las nuevas prácticas que adoptamos. Ciertamente me sentí muy
identificada en algunos aspectos del texto, en especial cuando se habla de los
nuevos procesos neuro-cerebrales que ocurren en nuestro sistema a la hora de
introducirnos en el mundo del internet. Personalmente, en los últimos meses,
casi años, se me ha hecho más difícil la lectura tradicional y aún más la
digital, y creo que este acontecimiento ahora tiene sentido cuando leí sobre la
“hipertextualidad” pues a la hora de leer
en pantallas, se me hace más fácil pero menos productivo cuando junto con la lectura
realizo otras actividades como revisar mis redes sociales, conversar con mis
amigos o escuchar música. Ahora, al momento de leer un libro o un documento se
me dificulta más concentrarme y dejarme atraer 100% por el texto, y empiezan a
surgir en mí una serie de excusas para dejarlo a un lado.
Estas prácticas me han
llevado también a lo que en el texto se denomina como “yuxtaposición” y “lectura
distante”. Y es que para no hacer tan largo ni tedioso mi “aburrida” forma
de leer, a veces opto por buscar sólo lo que me interesa, menospreciando el
resto de información.
Cuando hablo con personas
tradicionalistas, radicales en las formas de ver el mundo y en sus acciones, a
veces ellas critican lo que ellos llaman la forma tan ineficiente que resultan
estas prácticas, sobre todo en los jóvenes, sin percatarse de que es un hecho
evolutivo y que en el futuro será algo tan normal como cualquier cosa
cotidiana, que posiblemente nada lo pare, y que nosotros vamos a la par con
este cambio.
lunes, 10 de febrero de 2014
NOCHE DE SUEÑOS.
Yo era muy frágil, muy
débil, me gustaba mucho servir a las personas y más aún si se trataba de niños,
porque me entendía muy bien con ellos, me preferían, sentía que yo estaba hecho
para ellos. Pero en ciertas ocasiones me sentía humillado y ultrajado por esos
niños ricos que sólo querían utilizarme.
Yo era el mejor amigo de
Simón, bueno, eso creía, porque aunque yo siempre estuviese disponible para él,
aunque sólo fuera para jugar, para llorar, para que se divirtiera y hasta para
dormir, él no siempre estaba disponible para mí, de hecho, no sabía cómo
decírselo porque nunca habíamos tenido una verdadera comunicación.
Una lúgubre noche, donde el
viento agitaba fuertemente los árboles, yo dormía con Simón. Habíamos planeado
una pijamada con todos nosotros y ahora dormíamos juntos. En el día nos
entendíamos aunque no pronunciáramos palabra, al menos yo. Ahora, en sueños,
algo extraño sucedía. Yo me encontraba con él, y aunque no puedo explicarlo,
sentía que allí, ese momento, sería el inicio de nuestra primera conversación.
Él me miraba, con la misma cara que tenía cuando quería jugar conmigo. Yo le
correspondí, y por primera vez en mi corta existencia me sentí con capacidad
para hablarle. Cuando ya estábamos cerca le dije: “Hola ¿cómo estás?” y aunque
no era lo que parecía, me vi transformado en un monstruo, mi voz, la que por
primera vez utilizaba, se escuchaba de manera espantosa, terrorífica, muy grave
o como diría Simón: “Ultratumba”. Yo me asusté mucho, pero al parecer Simón lo
hizo primero y salió corriendo espantado y gritando.
El grito nos despertó de
golpe. Cuando abrí los ojos, Simón ya me había arrojado y ahora me encontraba
en el suelo. Estaba confundido, aturdido, Simón lloraba desconsoladamente, me
señalaba como si fuera culpable del más terrible crimen, decía que me quería lejos,
que yo lo había asustado. Su madre trataba de consolarlo, mientras su padre se
dirigía hacia mí, me agarró y ahora ambos íbamos en dirección a la chimenea. Me
sentía muy asustado, lamentaba mucho que Simón llorara a causa de nuestra
“conversación”, no había sido mi intención. Pero ahora me asustaba más el padre
de Simón, se dirigía con más rapidez hacia la chimenea conmigo, empezaba a
temer por mi vida y tenía razón, porque aquel hombre enfurecido me había
arrojado donde se prende fuego, sabía lo que él iba a hacer, y lo hizo. Veía
como el pelaje y el relleno de mis piernas se consumía. No sentía dolor, al fin
y al cabo estaba hecho de espuma, botones y tela, pero sí me dolía que todo
hubiera terminado así, que Simón no quisiera saber de mí y supongo que mis
compañeros tampoco, y comprendí que había sido un grave error, que un oso de
peluche como yo, hablara en sueños con un niño como Simón.
Luisa Fernanda Gil
Herrera. 2012
Nota: Éste texto está siendo editado y será publicado por mi profesor de lengua castellana Nelson Caro, a quien aprecio y tengo mucho por agradecerle.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)